Su análisis percibe la existencia de la lucha de clases, pero desdibuja el horizonte de su posibilidad revolucionaria al reproducir la ideología reemplazante del proletariado de manera posestructuralista y neopopulista, es decir, reemplazando al proletariado revolucionario con “nuevas subjetividades colectivas” (Negri y Guattari, 2017 ), por las “masas” (Foucault, 1979), por la “multitud” (Hardt y NegrI, 2005) que en Holloway aparece como “nosotros”, la “gente común”, los “verdaderos héroes”, “el grito de negación”, pero no el proletariado.
Al ocultar en sus obras la historia del propio movimiento obrero, los intereses de clase que sus acciones y asociaciones revelaron en diferentes experiencias históricas, su potencial revolucionario expresado en la auto-organización de la lucha y, en consecuencia, en la autogestión de la sociedad. En su conjunto, también se ocultan los distintos intelectuales marxistas, entre ellos Anton Pannekoek, quien expresó en sus obras algunas de estas experiencias revolucionarias y sus lecciones aprendidas. Por esta y otras razones ya expuestas, las obras de Holloway no presentan una concepción marxista de la revolución social, sino más bien una concepción metafísica.
Otro elemento en particular llama nuestra atención en el paradigma subjetivista y en la obra de Holloway. Se trata del rechazo de la radicalidad que, en la corriente posestructuralista crítica, se presenta como la sustitución del proletariado por un sujeto colectivo metafísico (nuevas subjetividades colectivas, las masas, multitud, etc.). Holloway está significativamente influenciado por esta tendencia cuando piensa en la revolución social, ya que rechaza el proletariado, la revolución proletaria, la teoría marxista, así como una de sus categorías fundamentales (la totalidad).
Publicado en Buenos Aires, Argentina, dos décadas después de la publicación de Cambiar el mundo sin tomar el poder (2002), el trabajo más reciente de Holloway, titulado Hacia una teoría de la esperanza (2022), retoma los análisis de la revolución social contemporánea, pero sin presentar cambios importantes en relación con los trabajos ya analizados aquí, como en la política reemplazante del proletariado como clase revolucionaria por una subjetividad colectiva metafísica: el nosotros. Pues, al reemplazar al proletariado con un "nosotros abstracto", Holloway también reemplaza una concepción marxista de la revolución proletaria por una concepción subjetivista y metafísica de la “revolución”:
el consejo o comuna es un movimiento de autodeterminación: preguntando-escuchando-pensando, así podremos decidir cómo queremos que sea el mundo, no siguiendo los dictados ciegos del dinero y las ganancias. Y, quizás cada vez más importante, es una asunción de nuestra responsabilidad de dar forma al futuro de la vida humana. Si llegamos al punto de la extinción, de nada servirá decir el último día “todo es culpa de los capitalistas y sus estados”. No: será culpa nuestra si no quebrantamos el poder del dinero y quitamos al Estado nuestra responsabilidad por el futuro de la vida humana (Holloway, 2020, p. 138).
Finalmente, la forma en que Holloway expresa su concepción, mezclando selectivamente algunos elementos aislados del marxismo, con elementos de tendencias posestructuralistas críticas y eclécticas en su análisis de la revolución social, da lugar a otra ideología: el pseudomarxismo subjetivista. Fue con él que Holloway adquirió un lugar de reconocimiento intelectual, proporcionando “otro ladrillo en la pared” de la contrarrevolución cultural preventiva contemporánea.
Revista Bajo el Vólcan - Ano 06, Número 12, 2025 - Puebla de Zaragoza, México:
https://bajoelvolcanx.buap.mx/index.php/bajovolc/article/view/844/713
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